07 mayo 2008

La noche más larga.



Cuando estudiaba en la facultad fui alumna de un profesor de Derecho Romano, un genio absoluto, excéntrico y un poco chiflado, de esos que dejan huella en sus alumnos para siempre, don José Luis Murga Gener. Murga, como le llamábamos todos, tenía una gran capacidad para hablar en metáfora y utilizaba unas expresiones peculiares que sólo pudimos comprender, pues él de entrada no las explicaba, después de dos meses escuchándole con la boquita abierta y sin tomar un solo folio de apuntes.


Murga explicaba los entresijos del Derecho Romano entendiéndolo como un fenómeno complejo que se había desarrollado en una doble dimensión temporal y espacial, por lo que su estudio tenía que abarcarse desde una visión global que comprendiera ambas dimensiones. "¡Subid al helicóptero!", nos decía a gritos a primera hora de la mañana, "¡no fijéis la vista en las azoteas y los tejados, subid al helicóptero y contemplad la ciudad entera, las tierras que la rodean y el horizonte!"


Para comprender lo que va a pasar esta noche hay que seguir los consejos de Murga, subir a un helicóptero y elevarse con él muy, muy alto, para ver muy lejos en el espacio y en el tiempo, pues lo que tiene lugar es la culminación de la celebración religiosa más antigua del mundo: la romería del Rocío.


Quien se haya echado las manos a la cabeza tiene que decirle a su piloto que se eleve muchos más metros sobre el suelo, hasta vislumbrar las llanuras de Mesopotamia hace miles de años. Allí, donde el hombre despertó a la consciencia de su propio ser, en el valle del Tigris y el Éufrates, habitaba el pueblo sumerio, niños en medio de la vieja Tierra, y como casi todos los niños, temían a la noche. Y temerosos levantaban sus ojos a la luna y las estrellas innumerables y presintieron que su luz tendría que haber sido puesta en el firmamento por una diosa benefactora pues, misteriosa como la oscuridad de la que provenía, no podría tener otra condición que la femenina, a la que llamaron Innana.


Innana, Guardiana de las leyes del Universo, era también diosa del amor, guerrera, protectora de ciudades. Viajó hacia el oeste, se convirtió en la babilónica Ishtar y la fenicia Astarté, recibió los títulos de Reina del Cielo y Señora de la Tierra. Coronada de estrellas y con la luna a sus pies, se identificó con el culto a la madre Tierra y con la fertilidad, progenitora de todos los seres vivos. Su símbolo era una paloma blanca.


Astarté llegó a nuestras costas a bordo de los barcos fenicios hace más de tres mil años y su culto se extendió por el valle del Guadalquivir, aunque también llegó al mismo destino siguiendo otros caminos más largos.


Uno de ellos la llevó a Egipto, donde se identificó con Hator - diosa del cielo, la fertilidad y el amor - y más tarde ésta se mimetizó con Isis, la gran Maga, la madre virgen, representada con el niño Horus en su regazo, trono del dios encarnado. Sobre su cabeza se dibujaban dos cuernos de buey en medio de los cuales lucía un disco solar. Roma la incorporó a su panteón y con las legiones romanas Isis viajó a los confines del Imperio.


Un segundo camino la llevó a Grecia y allí su personalidad dual se trasnformó en la pacífica Deméter, literalmente "la madre", que hacía crecer las cosechas, y la sensual y a veces peligrosa Afrodita, a la que los romanos llamaron Venus, estandarte del Imperio, pues el mismo Julio César se proclamaba su descendiente. Su símbolo era una paloma blanca.


Esta noché saldrá de su hermita en procesión la Virgen del Rocío, a la que llamamos Reina del Cielo, Trono de Dios, Madre universal, la que obra milagros. Coronada de estrellas y con la luna a sus pies, su símbolo y su sobrenombre es la Blanca Paloma.


"¿Casualidad?", gritaba Murga dando una palmada cuando hallaba coincidencias en el comportamiento de los pueblos que, distantes en el espacio y el tiempo, llegaban a una misma solución. "¿Se escribieron una carta? Yo diría que no."


No profesor, ni los sumerios, ni los egipcios, ni los griegos escribieron carta alguna a los que participan en la romería esta noche. No les han explicado cómo celebrar el culto, cómo bailar, cómo rezar, cómo adornar la cabeza de los bueyes - y no nos metamos con el culto al toro porque eso también sería largo de contar -, o con qué títulos llamar a su Virgen. Y esto precisamente me parece lo mejor de todo.


El culto a la antigua diosa, cristianizado y aderezado con nuestro propio flolklore, está inscrustado en el subconsciente colectivo de todos los pueblos que llevamos miles de años habitando a orillas del Mediterráneo. Existe una conciencia común que nos conecta con gentes de otras tierras y otros tiempos, que nos lleva a través de los siglos a las noches del Peloponeso y del valle del Nilo, a las llanuras de Mesopotamia, cuando el hombre era joven, tenía miedo y buscó el consuelo en los dioses.


"Cuando yo iba al Rocío de joven, la Virgen salía con las luces del día, esto de sacar al la Virgen de noche... no sé no sé", se volverá a quejar mi padre, de familia de grandes rocieros, aunque se queja muy poquito. "¿Y te extraña papá? De noche nació, bajo las estrellas innumerables".





Fotografías: Astaré, printura al fresco, Biblioteca Pública de Boston; Virgen del Rocío

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi primo tiene los pies helados.
Eso pensé una de aquellas lejanas noches de camino en el corbujón de una carreta. La pernocta en el pinar era embrujadora, los chisporroteos de la candela dibujaban danzas de fuego que ni el mismo Falla hubiese trasladado a una partitura. La manta de la marina que me prestaron no me aliviaba esa extraña sensación de frialdad anexa, quizá heredada de lustros de camino, por uno que dicen que calzaba un cuarenta y siete.
El mismo frío que te recorre el cuerpo cuando al sacar a un muerto de su nicho transitorio; maderas rotas, desvencijadas, podredumbre, negritud y miseria, aparece entre el esternón y las costillas desechas una oscura y tiznada medalla con un cordón verde.
Al alba, el toque de la diana. Olor a cafelito, tortas de aceite y anís.
-Primo; ¿Por qué sigues con los pies tan fríos?-
-Yo no tengo los pies fríos- dice mi primo
¿Será posible?
-¡Quien coño se ha dejado las sandías dentro del corbujón!-

Mercedes dijo...

¡Jajajajaja! ¡Anda que confundir una sandía con tu primo! :D

Por cierto, y creo que ya lo sabes, el del cuarenta y siete tiene la culpa de que este blog se llame como se llama. ;-)

Zapateiro dijo...

Enhorabuena por el post.

Un saludo.

Mercedes dijo...

¡Gracias! Me alegro de que os haya gustado. ;-)

Dejando a un lado los sentimientos religiosos que cada uno pueda tener, ese tipo de celebraciones me fascinan por lo que tienen de antiguo y de primario, porque en el Rocio afloran unos sentimientos muy primarios, y cuando digo esto no lo digo en absoluto en sentido peyorativo, más bien al contrario.

La procesión parece caótica pero tiene sus propias reglas, por eso siempre sale adelante, por eso nunca pasa nada. Y eso se consigue cuando las miles de personas se encuentran en la misma onda, se olvidan de sí mismos y se integran en la masa que es la colectividad. Y para que eso suceda la tradición tiene que ser muy antigua para que el vínculo sea muy fuerte.

Creo que deberíamos sentirnos orgullosos de vivir en una tierra en la que tienen lugar este tipo de cosas, que es tan antigua, tan rica y tan compleja, y defenderla allá donde uno vaya. Y lo digo con toda la intención porque por ahí fuera, y me refiero de Despeñaperros para arriba, en el mejor de los casos nos ven como a una panda de frikis y en el peor como unos analfabetos.

Quien quiera llevarse un disgusto que lea la web del "20 minutos" para ver cómo se tratan este tipo de noticias fuera de Andalucía y cómo reacciona la gente, unos incultos ignorantes que abren la boca sólo para despreciar e insultar.

Hoy he leído en ese periódico una carta escrita por un lector, un tonto que apelaba al defensor del menor para que prohibiera que a los niños se les acercara a la Virgen, por la barbaridad hacerles pasar ese disgusto, pobrecitos. Valiente pamplinoso.

Pero más me duelen otros comentarios tipo "que al Rocío sólo va un millón de personas y en Andalucía vivimos siete más que no, no nos metáis a todo en el mismo saco", como si fuera una deshonra, otro imbécil.

Lamentablemente tengo que decir que he encontrado muchísimo más interés y respeto entre los extranjeros que entre los españoles, y de éstos, los castellanos son los peores de todos.

Zapateiro dijo...

Muy interesante tu reflexión, como siempre Mercedes.

A mí también me indigna el tratamiento informativo que tienen de Despeñaperros pa'rriba, como tu dices, con nuestras arraigadas costumbres, más que nada porque ni siquiera intentan adentrarse en la "verdad" que hay tras cualquier fiesta. Se quedan en lo externo y, además, se atreven a hacer afirmaciones categórica desde la más absoluta ignorancia, como pueda ser lo que comentas de llevar al defensor del pueblo el tema que apuntas.

Sin embargo, para hacer cualquier documental sobre cualquier pueblo perdido de la mano de Dios en el mundo bien que se documentan y que tratan los temas desde el respeto. Y aquí, en nuestro propio país ni se hace el intento.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No todos los castellanos, y ni mucho menos los de "depeñaperros para arriba" como soleis identificar a todo el que no sea Andaluz, tenemos esa visión de las costumbres de Andalucía. Muy al contrario de lo que pueda parecer, algunos (as, en este caso) respetamos profundamente e incluso admiramos la pasión y el fervor con el que se tratan los temas religiosos en Andalucía, independientemente de las creencias de cada uno. Como siempre se dice..."en todas partes hay de todo", y tampoco me gusta que me metan en el mismo saco de todos los castellanos "incultos e ignorantes" que pueda haber por ahi porque no me considero así. En Andalucía tambien hay gente que desprecia ritos y costumbres de su propia tierra, incluso más que los de fuera. Yo nunca habia escuchado la expresión "capillita" con todo insultante hasta que llegue a Sevilla. Así que seamos tolerantes y no nos basemos unicamente en lo que unos cuantos puedan opinar, porque no es ni mucho menos en representación del resto. Un saludo y gracias por el blog, Mercedes.